Matemática epistolar: el regreso del cartero
A veces las entradas nos quedan más largas de lo que a la gente le gusta leer en internet. En un esfuerzo descarado de atraer más visitas, hemos separado la entrada anterior en dos y esta es la segunda parte. No tenemos todavía historias de amor, son puras historias de Matemáticas.
Estamos en la búsqueda de nuevas historias. Las dos de esta segunda parte repiten parte de la estructura de las de la primera parte: matemáticos jóvenes, desconocidos que se animan a escribirle a quienes admiran para que revisen su trabajo; tenemos un par de componentes nuevos: los matemáticos de esta parte (Ramanujan y Le Blanc) no recibieron educación formal y, en uno de los casos, tuvieron que recurrir a un pseudónimo.
A veces las entradas nos quedan más largas de lo que a la gente le gusta leer en internet. En un esfuerzo descarado de atraer más visitas, hemos separado la entrada anterior en dos y esta es la segunda parte. No tenemos todavía historias de amor, son puras historias de Matemáticas.
Estamos en la búsqueda de nuevas historias. Las dos de esta segunda parte repiten parte de la estructura de las de la primera parte: matemáticos jóvenes, desconocidos que se animan a escribirle a quienes admiran para que revisen su trabajo; tenemos un par de componentes nuevos: los matemáticos de esta parte (Ramanujan y Le Blanc) no recibieron educación formal y, en uno de los casos, tuvieron que recurrir a un pseudónimo.